miércoles, 8 de septiembre de 2021

TIERRAS BLANCAS DE SED

TIERRAS BLANCAS DE SED. CARTOGRAFÍA ORAL DEL VALLE DE HUASCO

Valparaíso, Ediciones Inubicalistas, 2020


Publicado originalmente en Revista de la Academia, ISSN 0719-6318, Número 31/Otoño 2021: 

http://revistas.academia.cl/index.php/academia/article/view/2041/2130

 

Por Nelson Arellano Escudero

 

 

Vania Cárdenas Muñoz ha sido autora, previamente, de El orden Gañán: historia social de la policía de Valparaíso (Editorial Escaparate, 2013). Este antecedente es relevante para comenzar el recorrido por estas Tierras blancas de sed. Se trata de una cartografía con espesura sensible donde se combinan formas de aproximación que construyeron una narrativa de los sujetos relevantes para la comprensión del tiempo y los giros epocales.

El libro, luego de los agradecimientos y antes de presentar el índice, se abre al tiempo y la conciencia con el segmento del mapa de la Provincia de Atacama dibujado por Fuentes para la cuarta edición de la Geografía descriptiva de la República de Chile a cargo de Enrique Espinoza.

Toda una declaración de posición y disposición. La organización del libro se compone con unas palabras iniciales a modo de prólogo que establecen las coordenadas en las que transitarán sus tres capítulos y epílogo, bien acompasados con el glosario y la selección de fuentes.

El capítulo primero, de “Asentamientos, trabajos y recursos en el Valle del Huasco” urde la inserción investigativa de corte etnográfica gracias a la que podemos internarnos en las memorias y significados del escenario en el que los acontecimientos, en su tragedia y su comedia, tuvieron lugar en sitios de una minería que no entran fácilmente en los registros nacionales a decir verdad, los registros metropolitanos del centralismo como son El Zapallo, Quebradita, Agua del Medio, La Liga, Los Choros, Chañaral de Aceituno o El Morado.

La definición de la escala es crucial para la puesta en valor de la tragedia de los accidentes, donde las estadísticas no cuentan mientras que el impacto emocional que tuvo en los protagonistas llega hasta nuestras manos a través de estas letras más de medio siglo después. En ello coincidimos con la autora en la pertinencia de acogerse a la obra de Alessandro Portelli para abordar el insondable registro de la memoria. Esta misma línea de análisis releva la posición del trabajo en la Majada, la agricultura y la vida doméstica no remunerada o con pagos subvalorados, así como la vida escolar, usualmente breve, de niños mientras que a las niñas les era prohibida o aún más limitada esa experiencia, debido al trabajo infantil como uso y costumbre a mediados del siglo XX. Una vida que era considerada marginada de la sociedad por el Gobernador de Freirina en mayo de 1965 y que era, en su opinión, preferible erradicar (pág. 37).

El segundo capítulo produce las “Cartografías del Valle del Huasco: las voces de la historia oral” que permite conocer aspectos de la cultura trashumante en el Valle del Huasco y emerge una composición de las memorias sueltas que, en su reunión, facilitan la comprensión de la memoria emblemática y la necesidad de establecer la valorización de un modo de vida enfrentado a la crisis civilizatoria del proyecto de la modernidad. Aquellas voces de la historia oral revelan las circunstancias en que se habitaron y despoblaron sitios al son de los eventos de la economía nacional y mundial, gestando procesos de reconstrucción, menos de materialidad que de identidad, en duras circunstancias de abandono e incertidumbres de la década de 1970. Tiene sentido aquí relevar de manera especial la enorme contribución de las mujeres para sostener esta conformación cultural en crisis y que, pese a todo, logró sostenerse, aunque el tiempo presente del siglo XXI vuelve a cernir esos aires de cambio —que gustan de anunciar épocas de fin de era— que, hemos visto, la historia reconduce a lugares y formas que, en realidad, ni eran tan distintos ni tampoco estaban determinados.

Entre los capítulos segundo y tercero el libro introduce un archivo fotográfico rico, variado y valioso que merece un estudio de visualidades profundo. Por ejemplo, en la fotografía número 15 se retrata a un adulto y 6 niños, quedando al parecer un séptimo fuera de cuadro, puede ser caracterizado por la precariedad de su equipamiento de protección personal consistente en un casco tipo Brodie y una lámpara minera, aparentemente, de carburo tipo Justrite. La fotografía no está fechada. El emplazamiento se atribuye al Mineral Santo Domingo en El Morado y en el fondo de la imagen de aprecian estructuras de madera que parecen ser un área de montaje para las operaciones en el exterior dela bocamina. La colección de 37 fotografías ofrece una excelente oportunidad de apertura a nuevos detalles de las historias que combinan los ensamblajes de las personas, sus objetos y los ambientes que fueron retratados.

El tercer capítulo está destinado a “Las/os protagonistas de la historia” que, podríamos discutir, contraviene la condición subalterna a la que se proponía subsumirles en las palabras preliminares. En esta fase de la narración los actores sociales humanos que han sido relevados se presentan en la constelación de arrieros, mineros, crianceros, hombres y mujeres que, como señala la propia autora: “reclaman un lugar en el patrimonio de este valle”. Los catorce testimonios que se disponen en el capítulo, acompañados de registros gráficos íntimos, coronan la etnohistoria poliédrica que, además de su espesura sensible, concreta una descripción densa a la que se fueron añadiendo recursos de la Historia, las Ciencias Sociales y la literatura nacional y local.

En el Epílogo, Vania nos deja una declaración con la reunión de los tiempos, esos tiempo suspendidos en octubre de 2019, que releva a los protagonistas en “todos los rincones de Chile” que han estado fuera de la escena pública.

La bella y cuidadosa edición del libro materializado en un excelente papel Bond Ahuesado es una magnífica invitación a leerlo desde la ilustración de su portada que pone en primer plano una pirca sobre la que descansan, solitarias, una picota y una pala, ante un fondo que consiste en un paisaje de valle dominado en la lejanía por los desnudos cerros del Valle de Huasco.

Tierras blancas de sed. Cartografía oral del Valle de Huasco es una contribución relevante para los estudios de la historia regional, sin duda, pero también para los recorridos investigativos interdisciplinarios y una base valiosa para las indagaciones transdisciplinares que, entre otras preguntas, aborden los saberes compartidos como un paso necesario ante la demanda por información acera del Sujeto Político humano y sus modos de vida. Vania Cárdenas Muñoz nos presenta en un territorio bien delimitado el mapa de un universo que apenas comenzamos a conocer.





viernes, 19 de marzo de 2021

PÍCARAS MUJERES

Reseña al libro La Sota, Crónicas de un Barrio Rojo, de Luis Luchín Gutiérrez, Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, Chile, 2016, (160 pp.)

 

El escritor y amigo Felipe Moncada, editor de Inubicalistas, me regaló este libro: "La Sota, Crónicas de un Barrio Rojo" del fallecido autor Luis Luchín Gutiérrez, con el que he pasado un agradable momento de lectura. Puedo decir que es un libro escrito en clave crónica, con 25 capítulos, algunos de los cuales también funcionan como cuentos. Varias veces me pasó que quedé con ganas de leer más sobre el desenlace de las historias y en conversaciones con Felipe Moncada, Claudio Maldonado y Silvia Rodríguez, algunos de los amigos escritores que tengo en Talca y que conocieron a Luchín, les manifesté mi opinión, respecto que el libro es muy entretenido y útil a la hora de conocer una parte de la historia de esta ciudad, que difícilmente aparece en los libros de Historia. 

Para comenzar, respecto de la figura de Luchín Gutiérrez, su estilo despreocupado para escribir, es debido a que el finao era obrero y no escritor, digamos escritor de profesión, si no que más bien era escritor por intereses personales y autodidacta, lejos de escribir para la academia, lo que hace que su pluma sea idéntica a su habla coloquial, tal y como él conversaba y se expresaba, lo que hace de la lectura muy amena, simpática y graciosa, hasta por momentos chistosa, por los giros lingüísticos que tiene el habla popular, como nos gusta a los nietos de Parra. Esto lo pude comprobar al ver el documental "La Sota" del realizador Hugo Villar, con dirección de Francisco Bravo, en el que se puede ver a Luchín Gutiérrez contándonos la historia resumida de La Sota en primera persona y visitando las ruinas de lo que fue, junto con otros entrevistados como el escritor local Bernardo González, o el ex dueño de un salón de baile que llevaba su nombre: Juan Varela, también con la voz en off del escritor Claudio Maldonado.

Entrando al grano, La Sota es el nombre popular del barrio rojo que existió en Talca desde mediados del siglo XX, hasta aproximadamente los años 80. Era una época de pleno auge económico industrial de esta ciudad, que tuvo un pasado esplendoroso, lo que se puede ver en fotos de las antiguas calles con lujosos palacetes, hoy casi todos en ruinas por el cambio económico y los continuos terremotos que han azotado el Chile de la zona central. Es interesante para mí, que soy sureño y estoy instalado en Talca desde el año 2018 por razones laborales, conocer el pasado glorioso de una ciudad, que hoy en día es más bien tranquila y que en su momento gozó de una inmensa fuerza productiva, llegando a instalar el dicho: "Talca, París y Londres", en esa arribista y eurocéntrica forma de mirarse a sí misma que tuvo y tiene la decadente pseudo aristocracia chilena de la zona central, que magistralmente se describe en la novelas de José Donoso. Como importante barrio rojo que fue, La Sota debe su nombre a que en Talca las calles están nombradas de acuerdo a su numeración norte sur y oriente poniente, entonces esta calle a una cuadra de la estación de trenes es la 10 Oriente, pero mejor dicho es La Sota en el hablar popular, haciendo referencia a la carta del naipe español número 10.

Cuentan que Luchín vendía su libro mano a mano a lo Pablo de Rokha, en una edición artesanal, que él mismo confeccionaba y que hoy es objeto de culto y colección, y que Ediciones Inubicalistas, haciendo gala a su nombre, publicó con variadas correcciones. Me queda la impresión que este trabajo etnográfico literario que hizo Luchín Gutiérrez da para obtener de él varios productos como por ejemplo una novela a la manera de Hernán Rivera Letelier ya que muchas historias inconclusas y entrecruzadas dan para que el lector quiera saber más de lo qué pasó con personajes entrañables, por ejemplo: memorables peleas a muerte a cuchillos por una mina, que luego se transformaron en innumerables animitas, por lo que dicen los paisanos, todavía en ciertos recintos penan los muertos. Historias de incontables Pícaras Mujeres como la Paraguay o la Tetera Caliente, según el autor se refiere a las damas que ejercieron la prostitución en este barrio. Al Tuerto Simón y el Choro Damián. Historias de cafiches y cabronas, que hicieron de La Sota una verdadera cultura de las noches talquinas.

En el libro, también se narran las desventuras de diferentes personajes que vivieron y deambularon por Talca y su barrio rojo, que no tuvo nada que envidiarle en glamur a la mítica 85 de Medellín o al barrio rojo de Ámsterdam, (según me han contado). Cuenta la historia de cafiches y campanilleros cuyo trabajo era estar atento al paso de la policía. De connotados locales nocturnos como el famoso Zepelín o el Apolo 11. Mención aparte merece la crónica sobre la Jaula de las Locas, seguramente llamada así por la película francesa La cage aux folles de 1978 y que narra la historia de una casa de remolienda donde se ofrecían solamente servicios homosexuales. Del proceso de pavimentación y sus respectivos romances entre los obreros de la contru y las chicas que salían a tomar el aire escasas de ropa en pleno verano. Del curita Guido Lebret que murió atropellado por el tren y que tenía un hogar para rescatar a las chicas del mal vivir o que estaban acogotadas con deudas con cabronas y cafiches.

No vamos a discutir sobre la legitimidad de la prostitución y los derechos laborales de las mujeres, ya que incluso dentro del mismo movimiento feminista es un debate, entre feministas liberales que opinan que la mujer es libre de hacer con su cuerpo y belleza un negocio si así lo quieren y las feministas radicales, que opinan que la prostitución y pornografía son dispositivos del patriarcado y deben ser abolidas. No podemos cambiar la historia y cada opinión es respetada, pero lo cierto es que el mismo Luchín nos cuenta en el libro, que muchas mujeres no tenían otra cosa que dedicarse al comercio sexual, pues la educación era un lujo de patrones en una zona típicamente hacendal, donde el patronaje se replica en instituciones y lógicas empresariales, en mentalidades y costumbres de sociabilidad heredadas de la antigua Encomienda de Indios y Merced de Tierras que impuso el español en tierras libres y que con el auge económico del desarrollo industrial de Talca, La Sota se transformó en uno de los lugares más emblemáticos de la bohemia nocturna del Chile de la primera mitad del siglo XX.

Entre los elementos más destacados podemos mencionar que fueron más de 30 locales que funcionaron en 3 cuadras del centro de Talca con nombres emblemáticos como El Cara E' Caballo, El Marta Rusia y El María Pollo, y que tuvieron clientes que venían de sectores lejanos de la región como Curicó, Linares y Constitución. Incluso la fama de la Sota era tal, que llegaron chicas de Brasil a ejercer la polémica profesión y en materia musical, en el local de Juan Varela cantó el mismísimo Luisín Landaez, cantante venezolano de cumbias, cuya famosa interpretación de la canción Macondo, del autor peruano Daniel Diez, lo llevó a realizar giras por Colombia, Ecuador, Perú y Chile, radicándose aquí y cuyos éxitos también incluían La Piragua y que según entrevista a Juan Varela en el mencionado documental sobre La Sota, el hombre no se quería ir pues se había embalado con la belleza de las chicas y tuvo que venir su manager a buscarlo y que era número obligado en el Festival de la Una.

Me gustaría referirme al libro La Sota (Encanto y Pecado, en la versión artesanal que vendía el autor) como un documento histórico sobre la ciudad de Talca y la Región del Maule, pues en sus últimas crónicas nos cuenta sobre el declive económico que llevó a la región a cambiar su matriz productiva con las reformas neoliberales realizadas en el contexto de la dictadura de Pinochet, que condujo al cierre de importantes sectores productivos como la industria de cuero y calzados, la industria agropecuaria del trigo especialmente, y la ganadera que aunque todavía se celebra la Fiesta del Chancho Muerto, ya no es lo que fue en su época. Todo esto vino a terminar por transformar la economía regional a exportación de vinos, frutas y maderas, con las sucesivas depresiones que azotaron la región después del cierre del tren y los terremotos del 85 y el 2010. Pero principalmente con el toque de queda que impuso la dictadura en la época del terror de Pinochet, en que toda actividad económica nocturna se vio clausurada abruptamente y varios parroquianos y dueños de burdel pasaron a las listas de detenidos aparecidos y desaparecidos. Sin olvidar el último desastre económico para la zona, cuando Piñera se robó el Banco de Talca, que puso punto final a la industria regional. Parece ser que esta ciudad varias veces ha sido epicentro de importantes hechos históricos como la Batalla del Maule en que el pueblo mapuche y sus ejércitos detuvieron el avance del Inca y fijó en el río Maule el límite sur del Tahuantinsuyo antes que lleguen los españoles. O cuando en Talca se detectó el primer caso de Coronavirus en Chile o en el hospital se cambiaban las guaguas.

Lo cierto es que La Sota podría servir también como fuente de un estudio musicológico, pues en sus clubes funcionaron varias bandas en vivo de diversos estilos musicales como la cumbia, el son y el corrido, sin olvidar la cueca del cojo Malaquías Valverde que dejaba la tendalá a la hora del zapateo ya sea en pisos de tablas o cerámica porque tenía una pata de palo. Siempre antes de la llegada de los instrumentos eléctricos y la irrupción de la música Disco y las discotecas, donde nuevas generaciones comenzaron a relacionarse de otra forma y distinguirse de las costumbres evidentemente machistas de una sociedad en la que el cuerpo de la mujer se utilizó como moneda de cambio para el placer y lujuria principalmente en beneficio de hombres con dinero. En ese sentido la herencia del patriarcado no ha terminado, solo ha cambiado el formato, pues la prostitución después del declive de las casas de huifas se las arregló para seguir funcionando a través de la prensa local y luego por internet, pues como dicen los teóricos, el capitalismo se adapta como un líquido a sus nuevos envases y extrañamente, en el libro La Sota, y tras comprobarlo con horror con expertos en el tema, los líquidos alcohólicos que circulaban en tales antros no eran muy católicos y muchos de ellos eran fermentados con caca y animales muertos.

Hoy las calles mencionadas están llenas de peluquerías y talleres mecánicos y las casas habitadas por inmigrantes venezolanos, haitianos y colombianos, que le han dado otro color, olor y sabor a la alicaída ciudad.

La Sota, Crónicas de un Barrio Rojo es una lectura amena y divertida, más allá de la tristeza de las pícaras mujeres y la impunidad de los cafiches y cabrones, funciona como libro de Historia, documento y fuente para estudios sociales y musicológicos y está escrito en una prosa sabrosa y desprejuiciada, que ya se la quisieran muchos de los escritores que la venden barata y quieren quedar bien con la academia y lo único que logran es quedar mal con el lector.

 

Persus Nibaes Talca, 11 de marzo del 2021, en homenaje a Luchín Gutiérrez (1942-2017)





jueves, 18 de marzo de 2021

M. Rex, cuentos molinenses

Cuentos de Claudio Oyarzún

Por Nelson Chávez Díaz 

 

Se imagina usted a un "niño monstruo", un "theratos" de exhibición de circo, habitando la "mansión de Quechereguas" en Molina? Suena "fantástico" ciertamente. Es que el libro que nos lega Claudio Oyarzún Chávez se acoge muy bien dentro del género de literatura fantástica. Otros ejemplos. Se imagina usted que un "ángel" del cielo llegue  a  la cárcel de Molina y se aparezca al recluso "Gallo Neira, el santero de Molina" y finalmente no sólo se libre momentáneamente del paredón de fusileros sino que acontezca un incendio en medio de un motín?

O que el encomendero Anabalón de Olaso y Gapa, vecino de las tolderías de Lontué, aquejado de un aciago destino, al igual que el theratos de Quechereguas, sea víctima de fuerzas sobrenaturales que no alcanzó a domeñar con conjuros y ensalmos? Relatos grotescos, extravagantes,  "bizarros", algunos; otros,  que recogen una página en la vida del "primer maulino universal" en donde asistimos a la redacción y corrección, por el amanuense Guglielmo, de una de las grandes obras del Abate Molina. Alusiones a la "petit historie" de Molina, en sus personajes ya míticos, a familias de migrantes palestinos, italianos, sirios, que, en su época, aportaron al desarrollo comercial del pueblo. Narraciones que, cuales "mitos etiológicos" tratan de explicar el origen de un lugar tan legendario como un sector de Molina denominado "El hoyo". Gran parte de ellos (los cuentos) ambientados en una atmósfera mítica y enrarecida donde trasuda la superstición y los ritos y pócimas mágicas de las "meicas" y "brujas" de la familia Changa...  

Un aporte significativo a la literatura regional y nacional;  narraciones redactadas con pulcritud, en donde ningún detalle queda  al azar; frases esculpidas con paciencia cuyos verbos "profieren" más de lo que "dicen" literalmente como por ejemplo en el cuento "Palumbó" que dice: "El oro no brotaba como en Quilacoya, se hundía en la escritura agraria de esos pueblos de pastores". Particularmente para Molina es un privilegio contar con literatura así pues no sólo es un homenaje a la tierra natal sino que también es un verdadero rescate del patrimonio inmaterial de su gente, de sus historias y tradiciones que han permanecido guardadas al interior de las familias y que, en el peor de los casos, han desaparecido cuando mueren sus protagonistas. 

miércoles, 11 de diciembre de 2019

LA CASA DE AL LADO

Por Silvia Rodríguez


Quiero abrir mi ponencia diciendo que la biografía de un escritor no necesariamente se tiene que condecir con su obra, sin embargo en Chile a juicio del investigador literario Naín Nómez esta premisa no está presente en el poeta Pablo de Rokha y sin temor a emitir un juicio errado, puedo afirmar que Adriana Bórquez Adriazola también fue consecuente en pensamiento, palabra, escritura y acción, por lo tanto, su vida y obra forman parte de un todo. 

martes, 29 de enero de 2019

OBTURACIONES DE LA MEMORIA


A propósito de Calendario, de Fernando Rivera Lutz
Valparaíso, Ediciones Inubicalistas, 2018


Por Claudio Guerrero


Un calendario revuelto, desordenado, sin límites. Sin marcas de entrada ni de salida. Abierto. En donde el verano puede predecir al invierno y luego volver a su rueda. Un calendario circular, pero que no siempre gira sobre sí mismo ni nunca en el mismo sentido ni en el mismo orden. Un mapa de tiempo con flechas que punzan, que marcan, retocan. Flechas que son fechas en cuyo interior sondean los detalles de la herida, esa rasgadura, ese pinchazo que fija el tiempo marcado. Fechas que interfieren una linealidad secuencial, cronológica. Fechas con marcas o hitos de la memoria en el devenir de una existencia. Pero de una existencia que, como señala Matías Ábalos en una reciente reseña del libro (Grado Cero, diciembre 2018, p. 3), no niega al sujeto, sino que lo retrasa.  

"Calendario" en suplemento Grado Cero


Texto a mostrar

ARS DEL RELATO MORTUORIO

Palabras en la presentación de su libro “Los últimos días de John McCormick”
por Eduardo Cobos
Los plazeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,
e la muerte, la çelada
en que caemos.
Jorge Manrique

Enrique Lihn, en uno de sus más entrañables poemas, advertía lo cercano a la muerte que podía estar el acto de escribir. Al momento de leer sus versos por primera vez, yo era muy joven y los días pasaban veloces, frágiles, sin desespero. Es decir, tenía todo el tiempo del mundo para dedicarme a leer y a teclear páginas en blanco en mi vieja Olivetti. A intentar, en definitiva, reunir palabras que contuvieran mínimamente la vida, pero que también atraparan la muerte. Si no me equivoco, creo que algo así nos revela Quevedo en el espesor sonoro de sus sonetos.

jueves, 24 de enero de 2019

DESPOJAMIENTOS

Sobre Espejismos, cuentos de Raúl Alcaíno, Inubicalistas (2018)
Por Felipe Montalva


Uno. Anécdota de un viaje. Hace algunos años, subí nuevamente al valle de Quinquén, en la cordillera pewenche. La tierra transversal habitada como un vestigio por pewenes, animales y humanos quienes, en su mayoría, entienden que ese paraje es un refugio. No sólo para ellxs, que lo han preservado a punta de dolor e incomprensión chilena sino para la humanidad toda. Es singular este refugio: El clan Meliñir llegó a estas latitudes del lago Galletué e Icalma empujados por el avance de las tropas chilenas a fines del siglo XIX. Arribados a una zona, que probablemente sólo empleaban como veranada, tuvieron que sobrevivir en condiciones exiguas. Hicieron harina y bebida del nguilliñ, es decir, del piñón, el fruto del pewen. Se acostumbraron a los metros y metros de nieve que caían, cercando sus ranchas, desde abril a octubre. Se sobrepusieron a la soledad y al aislamiento que también fueron su blindaje. Este refugio es lo más parecido a un espacio cavado en la corteza de la montaña con las propias uñas y piel, sangre y huesos. El refugio es aquel que nos ha costado todo aquello. El refugio relata una historia silenciosa. La del hombre y la mujer que padecieron para construirlo. 

viernes, 4 de enero de 2019

LAS GUERRAS INTERNAS DE RAÚL ALCAÍNO

Por Eduardo Cobos
Raúl Alcaíno. Espejismos. Valparaíso, Ediciones Inubicalistas, 2018, pp. 93.



En Espejismos de Raúl Alcaíno (Talca, 1983) los conflictos bélicos son el absoluto centro temático de sus cuentos, hilvanándose estos en geografías y épocas diversas, lo cual le proporciona al conjunto plena coherencia en la elaboración de paisajes por lo general inhóspitos y un significativo espesor para conseguir la verosimilitud de sus anécdotas imaginativas. También hay casi siempre personajes que están extraviados, o dejados a su suerte, y ansían encontrar, a veces sin éxito, el rumbo que los devuelva a algún lugar de confort para continuar el transcurso de sus vidas con menor desespero.

jueves, 13 de diciembre de 2018

EL VAGABUNDO INDOMABLE

Por Juan Yolin



Hace cinco años escuché el nombre de Eduardo Cobos. Recuerdo, que por alguna razón, relaciono con la dulzura y solidez de un patacón, con el tono maracucho de su enunciado: ¡Epa, Yolingo, tenés que leer los cuentos del Lalo! Cuando se está acostumbrado a viajar con la literatura es usual que este tipo de recomendaciones llegue en la forma de los poemas del tío, el epistolario de la abuela o las canciones del sobrino. Pero esa primera lectura me remitió a Beruti, cuento que abre el periplo de este libro y que tras cinco años me sigue pareciendo brutal.

martes, 30 de octubre de 2018

Oficios Campesinos

Le Monde Diplomatique, noviembre 2018

FUERA DE FOCO

Santa Victoria de Ricardo Herrera Alarcón 
Por Patricio Serey


Si bien ya en los primeros poemas del libro se esbozan algunas posisiones en torno a su “intención”, estos textos (como ya lo dijo Luis Riffo en una presentación anterior) funcionan como un oxímoron, poética que, por un lado, quiere jugar a desorientar, a conducir la lectura hacia lugares ignotos y oscuros, pero que, a su vez, se preocupa de la frágil salud (¿mental?) de la poesía escrita. La iglesia de nuestro señor (segundo texto del libro), por indicar uno que nos ayude a graficar lo antes dicho, puede querer mostrar la antigua “casa” de la poesía, que ya no se ocupa de su propio mito; pero que, sin embargo, hoy se encuentra convertida en un práctico almacén de acopio de materiales; en un escondite; en una casa de acogida para adictos en rehabilitación: hoy “la ocupamos para sacarnos el mal espíritu / el demonio de la literatura / esa vieja costumbre de escribir a caballo contra el viento.

jueves, 25 de octubre de 2018

EL POETA NO ES UN FINGIDOR

Color Hormiga, de Chiri Moyano
Por Ricardo Herrera


Vidas de calas negras y Amores de aguas podridas son las dos partes en que Chiri Moyano estructura su nuevo libro titulado Color Hormiga (Inubicalistas, 2018). En ambas secciones subyace la dificultad de existir. O ella se hace patente desde el título: que algo se coloque o se ponga color de hormiga significa que se puso cabrón, difícil de sobrellevar, oscuro, pedregoso. A través del ascenso y descenso de la hormiga que sube y baja hacia la luz o las raíces, Moyano intenta contraponer la laboriosidad de estos insectos con la actitud más bien resignada del hablante, un personaje que ve transcurrir los días entre amores perros, amigos lejanos, la claustrofobia de una casa  que termina auto inmolándose: decadencia, caída, pastizal, aguas cenagosas. El poeta se ha cansado de ser un fingidor y muestra, como decía Huidobro en Sino y signo, sus vísceras secretas, como queriendo también olvidarse de todo y que todo lo olvide. Supongo que la poesía de Moyano es creada, o lo intenta, de manera similar a esos oficios campesinos que el autor ha investigado, una poesía  en ningún caso lejos del rigor intelectual, pero si despojada de sus mecanismos de artificio, de su retórica inmanente, de su contexto teorizante. En general sus libros parecen trabajados por el sol y la paciencia, la contemplación y la experiencia: reflexiones en voz alta donde está permitida la rabia, el lugar reconocible, la metáfora o la comparación sencilla. Cristian Moyano recupera también, en algunos tramos de este libro y en su anterior Todo cocido a leña, algo de esas poéticas que están íntimamente ligadas al terruño,  a la miseria del campo y al despojo al que lo condena la modernidad. 

LA ESTÉTICA DE LAS IMÁGENES

“Migratorio” de Felipe Moncada 
Por David Bustos


Ezra Pound dice que la realidad se puede presentar desnuda como lo hace la cámara fotográfica, como lo presenta también el reportaje periodístico. Entonces este texto, por su manera de abordar los lugares y las cosas, percute las cuerdas de la crónica, en alguna medida. Pero también hay textos, que desmienten precisamente esa puesta en escena.

SOBRE EL DISFRAZ

MIGRATORIO, DE FELIPE MONCADA
Por Juan Manuel Silva Barandica
 .. .. .. .. ..
Este poema del hambre
Está escrito con el estómago lleno,
Los maestros recomiendan distancia
Nada de pintar del natural
El pobre debe hablar de reinos fantásticos
No redundar en el mosquerío de los tachos,
Mentir. Palabras
. . . . 
Perros disfrazados de marioneta.
  
1

Hoy escribir es un lujo y hacer poesía lo es aun más. Ahora bien, si este estado de excepción es percibido positivamente en otras disciplinas, por misteriosos azares, entre las pocas personas  que disfrutamos de esta antigua práctica hay aun menos lectores atentos y desconfiados, a quienes sin mucha razón se los ha llamado críticos. Explicar esto significaría una digresión larga y aburrida, pero si tuviese que resumirse, podría ser algo así: es complejo que haya crítica de poesía, porque la poesía en sí misma desde antes de la modernidad es una forma privilegiada de crítica. Metacrítica, podríamos llamar a los argumentos que intentaré esgrimir, aunque quizás sea otro contrasentido.

miércoles, 24 de octubre de 2018

POESÍA AL ACECHO: ESCORIALES, DE PATRICIO SEREY

Ricardo Herrera Alarcón

La Colección Proyecciones. Plaquettes de Poesía, de Ediciones Inubicalistas, nace a fines de 2017 en Valparaíso, y en ella se publicaron diez libros que intentaban, en palabras de los editores “dar a conocer los trazos de una poética en ciernes o los fragmentos de una obra de mayor complejidad”, incorporando el cruce  entre pintura y literatura a través de la muestra de fragmentos de obras de artistas visuales. Los autores publicados en esta colección son: Damaris Calderón, Jonnathan Opazo, Claudio Guerrero, Américo Reyes, Patricio Serey, Juan Carlos Aros, Carlos Henrickson, Sergio Muñoz, Jaime Pinos y Alejandra González, en una apuesta editorial por nombres y generaciones diversas. Más allá del concepto de plaquette y su idea de escritura en tránsito, creo ver en estos diez autores la consolidación de proyectos poéticos claramente definidos.

A PARTIR DE MIGRATORIO

MIGRATORIO DE FELIPE MONCADA (EDICIONES INUBICALISTAS 2018) 
Por Claudio Maldonado


No hubo épica en el viaje, Migratorio. Cuando niño un profe te mandó al chuzo y la pala. Otro te invitó a matar el ocio indio y a comprar la parca del futuro. No hubo elogio, ni rumor, cuando quedaste al medio de la tabla, por temor a ser un africano en ruina. Con la rabia junta en el porcino del amparo, con la débil magia de hacerte por ti mismo y cambiar tu tiempo por monedas. 

“MIGRATORIO” DE FELIPE MONCADA

Rodolfo De los Reyes Recabarren


Nuevamente el poeta nacional nos sorprende con un nuevo libro de poesía, texto que aborda nuevas perspectivas en la lírica chilena, esbozando de alguna forma esa silenciosa y a veces no tanto marea migratoria que empieza a teñir de colores el paisaje nacional. Lo importante es la mirada introspectiva del poeta, que indaga en distintos periodos del espacio-tiempo, en una construcción de momentos y situaciones, que su verso, ágil, certero y poderoso nos describe. “Migratorio”, título que el poeta Américo Reyes descomponía como “Mi Grato Río”, en un juego que evocaba el sentido lúdico del Río, como rito de iniciación en la juventud y en las excursiones de antaño, como una forma de re bautizar este libro de viajes, traslados, migraciones, tanto en la dimensión geográfica como de la memoria, que a estas alturas se torne nebulosa y distante. 

BUCOLÍA DE GUARENES

SOBRE MIGRATORIO DE FELIPE MONCADA

Jonnathan Opazo


Me gusta citar este poema como si se tratara de una sustancia dulce y amarga. Como un tic que deviene mantra y explica una idea fija. Una idea, en este caso, que hace estallar una presunta dicotomía: la ciudad como espacio fijo en contraposición al viaje constante. Reza la maldición de Cavafis: «No hallarás otra tierra ni otro mar. / La ciudad irá en ti siempre. Volverás / a las mismas calles. / Y en los mismos suburbios llegará tu vejez». El hablante de La Ciudad, probablemente uno de los grandes poemas que nos dejó el alejandrino, nos dice sin remilgos: no hay manera de escapar. No hay despojo posible. «La vida que aquí perdiste»—prosigue, como si de una gitana maldiciente y fastidiosa se tratase—, «la has destruido en toda la tierra».

COLOR HORMIGA

Por Daniel Tapia

La producción poética de Cristian Chiri Moyano pasa desapercibida como la de muchos escritores que prefieren quedarse en la provincia, no integrarse a los centros de producción cultural institucionalizada y por la discreción de las editoriales independientes. “Color Hormiga” constituye su séptimo libro de poemas y viene a fortalecer la coherencia y seriedad de su propuesta. La poética opta por la simpleza y ausencia de complicaciones retóricas y está dirigida principalmente a los lectores que pueda captar en el lugar desde donde escribe. El autor vive en Quebrada Alvarado, un pueblo ubicado en el cordón de La Campana, al interior de la Quinta Región, un distrito campesino, detenido en el tiempo, que siempre está amenazado por la expansión excesiva del cemento. La actitud política de quedarse en el territorio de pertenencia de Chiri Moyano es la que ha ido dando forma a su obra, tanto a su escritura personal como a su labor de recopilador de costumbres y documentos acerca de la historia de su poblado.

jueves, 16 de agosto de 2018

ESPEJISMOS


ESPEJISMOS
Por Susana Burotto


Hace tiempo que no presentaba libros de ficción. Hubo una época en que fue frecuente y con circunstancias diferentes en cada autor y libro. Cuando he tomado esta labor, nunca he dejado de tener una conexión especial, si no con el autor –a veces muy lejano– sí con la o las historias presentadas, haya sido novelas o cuentos. Imposible no hacerse partícipe de sus tramas, sus personajes, sus diálogos. Como si con las palabras se hiciera una primera “avanzada”, que sintetizara el espíritu de lo que se leerá.

 ¿Es real esta situación? No, no lo es. Es una simple percepción, un pequeño autoengaño. Uno no puede, en una simple presentación, pretender que los eventuales lectores que están presentes, beban de las palabras de alguien que no es el autor del libro en cuestión. Muchos piensan –con pleno derecho– que el presentador de un libro tendrá una visión tan cercana como afectiva, con lo cual hay una subjetividad en la visión crítica del libro.

ESPEJISMOS, CUENTOS DE RAÚL ALCAÍNO

Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, 2018, 98 páginas 
Por Felipe Moncada


El tema que atraviesa todos los relatos de este libro es la guerra, el medio para hacerlo: relatos “clásicos” (en el sentido estructural del cuento) sobre conflictos bélicos en lugares y tiempos diversos. Cito acá un fragmento de la contraportada del libro: “Una tribu que se protege a través de los sueños y la brujería del progreso, un interrogatorio sobre un incendio en un territorio en conflicto, un prisionero gringo en una guerrilla latinoamericana, dos soldados argentinos en una playa de las Islas Malvinas, los sobrevivientes de una tropa del Ejercito de Chile en la Guerra del Pacífico, desorientados por el desierto, un soldado israelita oyendo de un palestino en silla de ruedas un antiguo relato árabe, una española que disfrazada de hombre se integra a la empresa de la “conquista de América”. Estos son algunos de los personajes y temas que recorren estos 7 cuentos.”

miércoles, 18 de julio de 2018

En lugar de la certeza

Palabras sobre el libro “Color Hormiga” del poeta Chiri Moyano
por Natalí Aranda

Es a la vida adonde intentamos llegar en la poesía
Wallace Stevens

Este texto piensa construir el camino de una interpretación que no se aleje demasiado del poema, o, dicho de otra manera, un texto sobre la experiencia de la lectura del libro “Color hormiga” de Chiri Moyano. Experiencia que, a través de la materia y la naturaleza, nos muestra un acceso a lo simbólico, a la sombra, al vaciamiento y al dolor. Imágenes primitivas cercanas a lo arquetípico, pero que mantienen siempre un elemento situado.

Para partir quisiera hablar del poema como aquello que devela el tramado, los trazos que va dejando una realidad muchas veces inaccesible en otras modalidades de la palabra. Es una mirada hacia adentro que nos revela el afuera, la naturaleza, el hallazgo de una continuidad entre las cosas de un mundo y nosotros. Palabra que en su gratuidad nos entrega el acontecimiento y nos relaciona con los hechos, con lo real, por eso Stevens dice que el poema es aquello que aumenta nuestra sensación de realidad y nos aproxima a la vida. El poema “Color hormiga”, que le da nombre e inicia el libro de Chiri Moyano, nos abre una oportunidad de interpretar esta relación entre la poesía y el mundo. 

Nostalgia del aparecer

Sobre Color Hormiga, de Chiri Moyano
por Rodrigo Arroyo

Adelmo Farandola lame al interior de la olla
de polenta lo que queda del unto de hace años,
un aroma, una nostalgia del aroma, cuando no otra cosa
Claudio Morandini



Tal vez sea preciso convenir, más allá de establecer un punto de partida, que un poema es en cierto modo, acaso también lo es así por momentos el lenguaje, un modo de fijar o situar nuestras pérdidas. De mostrar aquello que no está, o aquello que deja de suceder. Y aunque sea por medio de una veladura, de un susurro, el primer paso del poema es mostrar lo que no está, hablar de lo que no sucede. Digo esto para evitar confusiones, porque en este libro, en el libro  de mi amigo Chiri Moyano, el poema es por extensión, más allá del lugar donde aparece lo perdido, un lenguaje abierto hacia lo oscuro.

lunes, 6 de noviembre de 2017

El humor y la poesía

Reseña sobre “Limeriques” de José Tomás Labarthe
Por Hugo Villar Urrutia

“Limeriques” (2017) se titula el quinto asalto literario del poeta curicano José Tomás Labarthe (1984), publicado por Ediciones Inubicalistas. Es un poemario que utiliza la técnica inglesa del Limerick, una suerte de paya que debe ajustarse a ciertas reglas y que busca contar una historia en cinco versos con unas buenas rimas y un remate gracioso en el último verso, como el siguiente: “Un niño llamado Teo/ Jugando al lindo y al feo/ Con sus colmillos de vampiro/ Tras un relajante suspiro/ Se le escapó un peo”. 

EL HUMOR COMO ARMA DE DEFENSA

Reseña de “Limeriques” de José Tomás Labarthe
Por Cristián Rau


¿Qué son los mentados limericks? Wikipedia, el oráculo de nuestra época,  nos dice que son una forma poética muy conocida en el mundo anglosajón, formadas comúnmente por cinco versos con un esquema de rimas. El limerick tiene generalmente intención humorística, y a menudo obscena. Los dos primeros versos riman con el último, así como el tercero con el cuarto, y éstos dos por lo general son más cortos.  Estos poemitas nacen en el Siglo XVIII, pero alcanzaron su apogeo en el XIX gracias al Book of nonsense de Edward Lear. 

viernes, 20 de octubre de 2017

Limeriques en diario El Centro

“Limeriques” de José Tomás Labarthe:
LA RISA, LA PARADOJA Y EL SINSENTIDO

Un libro de poesía cómica es el que por estos días está presentando José Tomás Labarthe, quien además de poetas es profesor universitario de diversas universidades de la Región del Maule. Contiene fotomontajes de la artista visual Antonia Isaacson y fue publicado por la editorial Inubicalistas.

Entrevista de Daniela Bueno, publicada en Diario El Centro. 


Tu libro “Limeriques” se presenta como “poesía cómica”. ¿Podrías desarrollar un poco más ese concepto por favor? 

En su "Poética", Aristóteles define al humano como un animal político, pero también como un ser ridente. Que ríe. Esa última parte del tratado se extravió. Humberto Eco escribió una novela notable llamada "En el nombre de la rosa" en la cual se busca ese texto. De ahí en adelante, en la filosofía hay una serie de pensadores que reflexionan sobre la naturaleza cómica del hombre. Schopenhauer, Hobbes, Freud. ¿Por qué reímos cuando alguien se cae? ¿Por qué el niño sonríe cuando consigue lo que quiere? La poesía también ha pensado mucho en la risa. El bufón, el juglar, el poeta popular, el antipoeta. En la poesía chilena, sin ir más lejos, desde Pezoa Véliz a Parra, Redolés y Bertoni. Yo también siempre he sentido curiosidad por aquellas situaciones incongruentes de la vida, me tira más la paradoja que el paradigma. Desde esa inquietud arrancó este librito, que tributa a los "limericks" que escribía Edward Lear en el período victoriano en Inglaterra. Una poesía del sin sentido, que asume el desafío de contar un chiste en 5 versos, con un régimen métrico y silábico. 

miércoles, 4 de octubre de 2017

ESCOMBROS

Cuentos de Felipe Montalva, Ediciones Inubicalistas, Valparaíso 2017

Por Felipe Moncada



Hubo una época de oro de la narración –y esto es una suposición– en que escritores como Melville, Conrad, London, y por qué no, Francisco Coloane, Manuel Rojas, Ernesto Montenegro, se bajaban de un tren para subir a un barco y cruzar entre témpanos hacia el polo, o bien deambulaban por caminos recién hechos por ir detrás de una cierta “realidad nacional”, al lugar donde las tensiones sociales se liberan o crujen, mediante una huelga, una migración económica, un acto de represión social acallado en los medios. En ese espacio hecho de actos, intereses y noticias, en que una nación se enfrenta a sí misma, en sus sueños y contradicciones. Menciono esto por el vínculo entre el periodismo, los viajes y la narrativa, ocurre en algunos autores como síntomas de que buscan llegar al fondo de algún problema oculto o semienterrado, rastrean las fisuras sociales, buscan en aquello que molesta, la evidencia incómoda, planean sobre los escombros.

martes, 3 de octubre de 2017

LIMERIQUES

Poesía de J.T. Labarthe, fotomontajes de Antonia Isaacson
Ediciones Inubicalistas, Valparaíso 2017, 120 páginas

Por Felipe Moncada


¿En qué consiste la forma del limerick? Intentemos una definición: se trata de una estrofa de 5 versos, en que rima el primero, el segundo y el quinto verso, mientras por su parte riman el tercero con el cuarto (AABBA). En cuanto a la extensión del verso, esta no importa mucho. Esto último influye que la métrica de los limericks nos parezca poco ortodoxa, y me atrevo a aventurar que se debe al acostumbramiento a la décima, o bien a la penetración vía osmosis de las formas de la rima encuartetada que gobiernan el universo de la poesía popular, o bien al hablar en endecasílabos que casi sin darse cuenta es la unidad fundamental del habla del chileno (Parra dixit). Pues bien, el poeta y músico Mauricio Redolés agrega a esta definición, en la contraportada del libro Limeriques, citando a su vez al The Blue Peter Book of Nonsense, lo siguiente: “El secreto es contar en cinco versos una historia, tener un buen par de rimas y siempre un último verso divertido, la longitud de los versos no necesariamente tiene que ser igual”. O sea, es una forma gobernada por una métrica, una regla, pero una regla a medias donde interesa más el ingenio que las matemáticas gramaticales es su total exactitud, sea entonces aquel el “pie forzado” del formato.

viernes, 15 de septiembre de 2017

LA CRÍTICA, LA PROVINCIA, LA LITERATURA UNIVERSAL

A partir de Territorios Invisibles (Ediciones Inubicalistas, 2016)
Por Alexis Figueroa

El 31 de enero de 1827 Goethe define el concepto de Literatura Universal. Lo hace en una conversación con Eckermann su secretario, expresando la idea de que todas las literaturas del mundo pueden tener el mismo valor y atractivo.
Dice: Me gusta echar un vistazo a lo que hacen las naciones extranjeras y recomiendo a cualquiera que haga lo mismo. Hoy día la literatura nacional ya no quiere decir gran cosa. Ha llegado la época de la literatura universal y cada cual debe poner algo de su parte para que se acelere su advenimiento.
Coloca en juego una idea de naturaleza excepcional. Mas, esta idea, que en sí misma implica el renegar de la literatura nacional en virtud de una abstracción comporta el problema de su norma, de su canon. 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

DESDE LOS ESCOMBROS PERCOLAMOS VIAJES NUEVOS

A propósito de ESCOMBROS de Felipe Montalva (Ediciones Inubicalistas 2017)
Por Claudio Maldonado


El mote de literatura marginal a veces porta un gatillo fácil, un ojo que por un lado grita la rebelión y por el otro está pendiente de las fluctuaciones de un poder culturoso, tan frágil como ridículo. Y es en esta invención de marginalidad donde escritores, críticos, editores, libreros y lectores mucha veces caen y pican para librar una lucha soterrada por hacerse “creíbles”, como dirían en los campos del valle central, los absorbe no lo maldito, sino el amalditamiento,  esa cosa que Octavio Paz decía en uno de sus ensayos: el no querer rajarse, el morir calladito con la bandera orgullosa de haber vivido en una periferia de escarnio y valentía. 

martes, 12 de septiembre de 2017

LOS RESTOS

Sobre "Escombros", cuentos de Felipe Montalva
Por Álvaro Bisama


Pienso en esto cuando leo “Escombros”.
Pienso en caminos cortados, en afectos rotos, en conversaciones interrumpidas, en caminos laterales, en un paisaje que se va quebrando.
Pienso en las parejas que confunden el afecto con la violencia, en los apuntes de un diario que van quedando sueltos a lo largo del calendario, en los tiempos muertos de las carreteras interiores de un país que solo sabe olvidar sus carreteras interiores.
Pienso en el frío como una consigna.
Pienso en porteños perdidos en el desierto de una guerra lejana y cómo la sombra de una ciudad hostil es la única postal que tienen de su casa.
Pienso en el hambre.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Sobre, Qué será de los niños que fuimos, de Claudio Guerrero, por Rodrigo Arroyo

Uno y tres revelados.

Lo en verdad revolucionario no es la propaganda ideológica que aquí
y allá nos incita a acciones claramente irrealizables y se deshace a la
primera reflexión, al salir del teatro. Lo en verdad revolucionario es
la señal secreta de lo venidero que se expresa en el gesto de la infancia.
Walter Benjamin

Uno
Revelar: hacer visible la imagen impresa en la placa o película fotográfica  
Tal vez, muy en el fondo, la idea de volver sobre la infancia es una estrategia para restituir la esperanza en la fuerza y radicalidad de la poesía, digamos, más allá de volver sobre experiencias de un pasado reciente que nos hermana como miembros de una comunidad o sociedad. Aunque sea nada más a partir de la representación, rescatando ideas, o imágenes de un mundo que añoramos, digamos, distinto al que habitamos. Así, a través de la pintura, en los años sesenta, y en la música, a la década siguiente, dos niños encarnaron la más aguda reflexión sobre la realidad social de este continente, esa secreta señal de lo venidero. Nos referimos a Juanito Laguna, del artista plástico argentino Antonio Berni, y a Luchín, de Víctor Jara. 

viernes, 25 de agosto de 2017

SANTA VICTORIA

Por Cristian Cruz 


            Santa Victoria obliga al lector a identificar las huellas dactilares de la poesía de Ricardo Herrera. Digo obliga, porque estamos en presencia de la consolidación de una poética, lo que permite instalar el perfil de esta misma dentro de su generación y permite ampliar la red de su influencia y rastrear también la influencia de la tradición chilena en su propia escritura. Es difícil proferir ideas claves sobre Santa Victoria sin regresar a la poesía anterior del autor, porque este libro es parte esencial de la estética que envuelve toda su obra, además de agregar algunos elementos que refuerzan su andamio personal y semántico.

martes, 8 de agosto de 2017

NIÑOS QUE YA NO LO SON

Sobre “Qué será de los Niños que Fuimos”, de Claudio Guerrero
Felipe Moncada Mijic


Hay un poema del cubano Eliseo Diego, llamado El Oscuro Esplendor, que recordaba fragmentariamente y a menudo mientras leía el libro que hoy se presenta. En el poema mencionado, Eliseo contempla a un niño que juega con “unas pocas piedras inocentes” y se pregunta: "Qué irremediable catástrofe separa / sus manos de mi frente de arena, / su boca de mis ojos impasibles", y es quizás esa “irremediable catástrofe” –la distancia insalvable entre el niño y el adulto– un tema central en el libro “Qué será de los Niños que Fuimos”. Esto coloca a la idea de la pérdida, en el centro del tema de la niñez. Pérdida de la inocencia, de la seguridad, de la fascinación, de la pureza de “animalillo humano” (idealizada o no), en el supuesto, claro, de una infancia protegida por la familia, la comunidad o el Estado.

El regreso del Luchín

Por Hugo Villar

Quizás algún día vuelva el famoso Luchín Gutierrez
a caminar por la 10 oriente, acompañado del Felipillo
y del Naiquel Llacson, acompañado del Juan Varela
y la sonora Sortilegio, como personajes de un delirante
cuento de Juan Emar, comiéndose unas prietas con papas cocidas
en el Derby o en el Pingüino, con el Felipillo acelerando por la 3 sur,
como un Taxi Driver, sorteando a maricones y borrachos, sorteando
el destino inexorable, de los parias y de los soteros.

lunes, 7 de agosto de 2017

UN EXTRAVÍO EFICIENTE

Qué Será de los Niños que Fuimos de Claudio Guerrero Valenzuela
Por Carlos Henrickson


En una de esas a alguien se le ha ocurrido entrar a la poesía chilena como a un archivo, asumiendo que podría bien analogarse a una biblioteca con sus registros exhaustivamente puestos al día año tras año por una legión incontable de expertos, y dudo mucho que pudiese salir del edificio con alguna conclusión limpia y precisa sobre algo -incluso quizás ni siquiera pudo salir de ahí, con la razón extraviada y fija en la contemplación de un inexplicable “canon” que se equilibra en un evidente y mañoso truco de circo sobre el precario y asimétrico volumen de armarios construidos a la rápida.

jueves, 3 de agosto de 2017

Risa y Hueveo en el Maule


Algunas breves palabras 
sobre el paso del cometa Llacson por el impoluto cielo maulino

Por Jonnathan Opazo



 “De la cintura para arriba y de la cintura para abajo”, dice Alfonso Alcalde a modo de prólogo en una edición de las aventuras del Salustio y el Trúbico, “los cuentos populares de antaño escarbaron el alma, los trabajos y la conducta de muchos de nuestros compatriotas. Iba la micro rural a bandazos y los pasajeros blasfemaban ingenio disparando con tallas, gallinas, canastos y huevos […] Nos reímos de frailes, cornudos, matasanos, fornicadores buenos para el diente y matronas de sustentado busto”. Cito al tomesino porque me parece entrever en “El regreso de Naiquel Llacson” un registro que emparenta al escritor talquino con el poeta del Panorama ante nosotros. A su manera, el negro Felipillo y el espectro de Naiquel podrían ser nuestros Salustio y Trúbico, lanzados como ellos solos en esta piducan road movie que recorre el territorio de punta a cabo y de cabo a rabo, sorteando pacos y filas de turistas, almas en pena y miradas incrédulas. Y como esos cuentos populares de antaño de los que habla Alcalde, “El regreso de Naiquel Llacson” escarba y disecciona lo humano y lo divino para poner con ingenio y ánimo socarrón de sobremesa dominguera la miseria del hombre, su avaricia y su ternura de animal falsamente soberano de sí.